Es realmente curioso, pero la capacidad de asombro de la gente no tiene límites puesto que siempre habrá algo nuevo que nos sorprenda, a pesar de que los hay que pregonan que no existe nada nuevo bajo el Sol.
He aquí un ejemplo de que el ser humano - algunos mas que otros - tiene un acentuado sentido de la solidaridad; sobre todo en los Estados Unidos que es una nación muy dada a este tipo de cosas, y amante de las novedades como en ningun otro país del mundo. Allí todo lo que llama la atención triunfa, al menos en un primer momento; que, luego, mantenerlo es otra cosa.
Por aquí el asunto pinta distinto, sobre todo desde que la crisis es mas que una palabra a mirar de lejos, ya que estamos metidos en ella hasta las cachas. No se si existe algún establecimiento como los de Clayton, Misuri(sabemos de algunos que dan comida a 1€ o que intercambian ropa), aunque si se puede constatar lo de la necesidad, en las larguísimas colas de los centros de acogida y alimentos, que cada día estan mas llenos. Se calcula que hasta un 60% han subido las peticiones de alimentos, ropa y medicamentos en las organizaciones sin ánimo de lucro, antaño llamadas "caritativas" en los dos últimos años. Son cifras espeluznantes para poner los pelos de punta a cualquier ciudadano mínimamente sensible al dolor ajeno. Pero aquí, mientras España gane el Mundial, todo lo demás son menudencias que no tienen importancia, o, al menos, no tanta como el fútbol, las vacaciones o la diversión.
Entre el "deporte rey" y el verano nuestros gobernantes tienen asegurado un respiro hasta la nueva temporada, lo que les vendrá muy bien para cargar pilas y llenar los pulmones de aire en lugar de sentir verguenza ajena por la situación a la que hemos llegado a pesar de todos los discursos triunfalistas y calmantes: "... el nuestro es el país de Europa, y uno de los del mundo, que tiene una economía mas saneada"... Si, si. Pues si llega a ser de los que no la tienen a estas horas estaríamos todos pidiendo limosna a las puertas de la CEE.
En fin, aquí tenéis el artículo que nos habla de varias empresas que no se conforman con lograr beneficios a toda costa y, por ello, no dudan en invertir y realizar experiencias piloto con el fin de paliar un poco las estrecheces económicas que, en el país mas poderoso del mundo tampoco son moco de pavo. Como quiera que la nuestra es una sociedad que va descaradamente a remolque de la norteamericana, a ver si cunde el ejemplo.
CLAYTON, Misurí, EE.UU. (AP) - Una cadena de panaderías y restaurantes está poniendo a prueba el altruismo de la gente con una osada iniciativa, en la que no cobra un precio fijo por sus productos, sino que deja que el cliente pague lo que quiera.
Panera Bread puso en marcha una empresa sin fines de lucro cuyos locales, que combinan panaderías con restaurantes de comidas rápidas --sobre todo sándwiches, ensaladas y sopas--, ofrecen el mismo menú que sus otros 1.400 locales. La única diferencia son los precios. De hecho, no hay precios.
Se le pide al cliente que done lo que le parezca justo, ya sea el precio del producto, un centavo o 100 dólares.
Panera acaba de abrir un local en Clayton, un suburbio de clase alta de San Luis, que espera sea el primero de muchos a ser inaugurados en todo el país.
Ha habido otros experimentos similares que funcionaron. El restaurante One World de Salt Lake City opera como una iniciativa sin fines de lucro, en la que el cliente paga lo que quiera, desde el 2003, según su fundadora Denise Cerreta.
Cerreta trabaja para una fundación que asesora a otros restaurantes similares en todo el país. Dice que los restaurantes no son invadidos por personas de bajos recursos que no pagan nada y que se mantienen a flote a partir de un sistema basado en la moral y ética del cliente.
"De algún modo se mantienen", expresó Cerrata. "La gente es buena y quiere contribuir".
El restaurante piloto de Panera en Clayton es operado por una fundación sin fines de lucro. Si se sostiene, Panera abrirá más locales de este tipo. Todo dependerá de si el cliente hace caso al lema que cuelga en una pared: "Llévese lo que necesite, pague lo que considere justo".
Panera espera abrir locales de este tipo en todas las comunidades donde opera. Otras iniciativas sin fines de lucro operan cocinas comunitarias, en las que el cliente paga lo que puede, y la idea prendió entre numerosos amantes de la buena comida y filántropos. Pero Panera va más allá, ya que sus locales aprovecharán el sistema de distribución de la empresa y tendrán acceso a abastecedores que cubren todo el país.
El primer local se llama St. Louis Bread Co. Cares, el viejo nombre de la cadena, que todavía es empleado en la ciudad donde nació. Los clientes reaccionan con una mezcla de asombro y satisfacción ante este nuevo concepto.
Dawn Frierdich, de 52 años, compró tres panes grandes y un té frío. Cuando preguntó cuál sería el precio normal de ese pedido, el cajero Michael Miller le dijo 12 dólares, al tiempo que le recordó que no tenía que pagar esa suma, sino lo que quisiese.
Frierdich intentó entregarle los 12 dólares, pero el cajero la pidió que los colocase en una caja con donaciones.
"Es medio extraño. Cuesta hacerse a la idea de que funciona así", comentó Frierdich.
Cerca suyo, un muchacho hablaba con alguien por su teléfono celular. "En serio, no cobran impuestos ni nada".
La clientela del local de Clayton combina abogados y ejecutivos bancarios que ganan sueldos altos con empleados de esas firmas, de los tribunales y de dependencias municipales de la zona, así como gente de paso que va a esas oficinas. El cajero Miller dijo que la mayoría de los clientes pagó el precio normal el lunes, primer día de operaciones, y que algunos pagaron un poco menos o incluso la mitad.
Todos los costos serán cubiertos por la fundación sin fines de lucro que creó Panera. Dado que es una iniciativa sin fines de lucro, suponiendo que la operación fracase y dé pérdidas, éstas no deberán ser absorbidas por la casa matriz de Panera.
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